martes, 19 de mayo de 2009

Siempre Igual


Llego a la estación de Atocha, miro en mi caótico bolso y no encuentro el bono-transporte. Saco un billete sencillo y accedo al andén. Humanes, tres minutos. Os diré que me despidieron de mis anteriores trabajos por llegar tarde. Humanes, dos minutos. Ahora he conseguido uno nuevo en Leganés y estoy muy ilusionada. Humanes, un minuto. El tren ya está estacionado. Nunca subo en el último vagón (me da mal rollo). Hay sitio y me siento en una plaza de ventanilla por la izquierda. Me recuesto y echo una cabezada, que nunca viene mal. ¡Mierda! Próxima parada, Humanes.

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